Me escribe una lectora que reside en Brasil. (Ya he reproducido en otras ocasiones mails que me ha remitido):
“Lo que opino del teletrabajo viene de lo que estoy viviendo:
1 – En mi corporación acá en Brasil percibo que los jefes Babyboomers estan «encantados» con el teletrabajo. Son los jefes, cobran $$ pasta, viven en lindas casas en las afueras de (nombre de una ciudad brasileña), tienen una empleada en casa haciendo las tareas domesticas… Están a gusto más lejos de rutinas y de estar cerca de gente alrededor. Están «más eficientes». Ya.
2 – Otros baby boomers operarios están contentos con teletrabajo si ya no necesitan estar 2, 3 o 4 horas al dia en el tráfico terrible para ir e volver del trabajo.
3 – Muchos millenials con más de 35 años y familia, que también se quedaban horas en trafico, también dicen que les gusta el teletrabajo a tiempo parcial.
4 – Otros millenials o generación X como yo que no tienen hijos no nos gusta teletrabajo porque nos trae más faena y menos contato social.
Sin embargo, la falta de convivencia nos afecta a todos, en general trabajar aislado en casa, sin visión del todo, nos incomoda a todos.
5 – Los jovenes abajo de 30 años, solteros, sueldo bajo, no les gusta NADA el teletrabajo. Se sienten aislados, nos piden involucrarles más, darles visión y oportunidad, sienten que no pueden APRENDER y desarrollarse y que hay el riesgo de ser «robots» de tareas.
Así que vamos, altamente conectados pero mucho más FRAGMENTADOS.
Pues la vida digital del teletrabajo sí posibilita que alguién en Brasil trabaje para empresa en China. Pero a un coste de desconexión personal altísimo. Estas conectado, tienes trabajo, pero eres solo una cosa, una pieza de la máquina.
Como si organizaciones se parezcan a una imagen en PIXELS…ves la imagen pero a la vez falta intersección entre los puntos.
Una colección de fragmentos, no unidad”.
Muy gráfico y muy sintético, ¿verdad?