Si sumamos esto:
“Apuesto por las 32 horas semanales [en Francia son 35]. Cada vez hay más pobres en Europa y, en cambio, los dividendos de las grandes empresas crecen. Hacen dinero sobre la base de la miseria del mundo. Nosotros seguiremos protestando (…) Facilitando el despido no se crea empleo; eso es una estupidez. Hay que retirar el proyecto. En Alemania hay poco paro por las reformas, pero hay bajos salarios con los que no se puede vivir. Si nos tenemos que adaptar a un mundo que funciona mal, no estamos de acuerdo; no es una utopía”.
(Philip Martínez, presidente del sindicato francés Confédération Général du Travail, la CGT, comentando sobre las protestas que están teniendo lugar en Francia contra la reforma laboral aprobada por el Gobierno de Manuel Valls. Carlos Yárnoz, «El hombre que tiene contra las cuerdas a Hollande y Valls». El País 27.05.2016).
Con esto:
“Pronto lanzaremos al mercado un robot que podrá llevar a cabo muchas de las tareas que ahora se le dan a quienes tienen educación secundaria o menos que eso. El robot solo va a costar 20.000 dólares. Y no somos los únicos; nuestros competidores en distintas partes del mundo están en lo mismo. Cuando estos robots baratos, confiables y eficientes se popularicen, no tengo idea de cuáles son los trabajos que se le podrían ofrecer a personas que no tengan habilidades y destrezas superiores a las que se aprenden en la escuela secundaria. Pero también creo que esta revolución tecnológica es indetenible. No sé cuál es la solución”.
(Jefe de una compañía tecnológica que pidió mantener el anonimato. Citado por Moisés Naím, “Un test y varios robots”. El País 29.05.2016, Pág. 14).
Y con esto otro:
“El problema del empleo toma una dimensión mundial, más que local. El problema, ahora, es que o el trabajador de los Estados Unidos se queda sin trabajo, o el trabajador de México se queda sin trabajo. No parece que haya solución. Parece ser que no hay trabajo para todo el mundo. Según mis estimaciones, en el mundo hay 3.200 millones de personas que buscan un puesto de trabajo aceptable, y en realidad sólo hay 1.200 millones puestos de trabajo en buenas condiciones”.
“Estamos en una situación en que es urgente plantearse si la capacidad redistribuidora que se supone al salario se está cumpliendo hoy en día. No hay ninguna garantía de que todo aquel que quiera trabajar pueda conseguir un puesto de trabajo. Hoy en día, no todo el mundo puede vivir de un salario. Y parece ser que en el futuro esto continuará así”.
“Hay un parón económico y eso implicará que tendremos que controlar el consumo. Trabajar menos quiere decir, también, que tendremos que consumir menos. Llevamos 50 años con el mito del crecimiento continuado del PIB y del consumo. Ahora eso se ha acabado. Hace falta una reflexión tranquila, que nos lleve a reorganizar una sociedad en que la gente no necesariamente viva como resultado de su trabajo”.
(Gregorio Martín, Catedrático jubilado de Computación e Inteligencia Artificial de la Universidad de Valencia. Entrevista realizada por Gustau Nerín en EL NACIONAL.CAT 17.01.2017).
¿Qué sale?