El 11 de Abril del año 2007, hace once años, el periódico Expansión publicó el gráfico que viene a continuación:

El gráfico recoge la productividad, medida en PIB pc por hora trabajada, de una serie de países tomando como referencia, es decir, como índice 100, la productividad USA en cada uno de los años indicados, por lo que es posible comparar cada uno de los países con todos los demás de la lista, y con USA, evidentemente. Bien. Pueden ir mirando pero vayamos a España.

En 1950 España mostraba un nivel de productividad de 30, de 58 en 1973, y 79 en el 2005. Si, no lo han leído mal: observen el gráfico. Pero la cosa es aún más grave. En 1950 tan sólo Japón que había salido arrasado de la II GM y Portugal, una dictadura que seguía en el siglo XIX, tenían una productividad menor que la de España.

Sigamos. En 1973 España tenía una productividad menor que la que tenían en 1950 Noruega, Bélgica, Holanda, Dinamarca, Suecia, UK, Australia y Canadá. La tenía mayor que Irlanda porque en 1973 Irlanda era un país agrícola cuya población estaba abocada a la emigración masiva; y coincidía con la de Finlandia porque la economía de ese país seguía dependiendo de la URSS y aún no había dado el salto tecnológico que después dio.

En el 2005, el año cumbre del ‘España va bien’, la productividad que mostraba España era menor que la de Canadá en 1950; menor que la que Noruega, Bélgica y Holanda tenían en 1973, y semejante a la que tenían Austria Suecia y Francia en dicho año.

Más. Observen el gráfico que sigue. Recoge la tasa de crecimiento de la productividad por persona ocupada en una serie de países entre 1996 y el 2005, ese año que el año cumbre del ‘España va bien’. (Fuente: Jean François Jamet. Questions d’Europe nº 45, 20.11.2006).

Poco hay que comentar de este gráfico: España fue el único país de la lista, el único, en el que la productividad cayó entre 1996 y el 2005. Exactamente como lo ven.

Más. En el gráfico mostrado a continuación, y para un conjunto de países se muestra la variación de la productividad, medida como porcentaje de variación del PIB por hora trabajada entre tres períodos. (D. Soriano “La triste realidad: en la OCDE, sólo en Italia la productividad ha subido menos que en España desde 1995”. Libertad Digital 28.08.2017).

España fue la segunda economía de las contempladas, en la que menos aumentó la productividad en 22 años. Entre el 2009 y el 2015 aumentó más que en otros países, más que en bastantes países, incluso más que la media de la OCDE. La pregunta, lógicamente, es ¿cómo ha sido eso posible teniendo en cuenta la historia que arrastraba España desde mediados de los 90?. La respuesta se halla en la ocupación.

La ocupación. España, ya lo hemos comentado, tiene una baja productividad y su historia en ese ámbito es pobrísima, pero eso se combina con dos elementos: por un lado, una muy baja tasa de actividad que no llega al 59% cuando en países de nuestro entorno llega al 75%, lo que quiere decir que el número de personas con una edad entre 16 y 65 años que manifiestan que desean trabajar es reducido (a eso hay que añadir que uno de cada cuatro jóvenes españoles ni estudia ni trabaja); por otro una históricamente muy elevada tasa de desempleo tanto en relación a la población activa española como en relación a los países europeos,  tal y como, respectivamente, muestran  los gráfico siguientes. (Desempleo España:  https://es.wikipedia.org/wiki/Desempleo_en_Espa%C3%B1a y Europa: Eurostat euroindicators, 54/2018 de 4 de Abril, referido al 28.02.2018)

(A esto añadir el desempleo juvenil también a 28 de Febrero: UE28: 15,9%; UEM: 17,7%, Alemania: 6,2%; Holanda: 7,2%; Italia: 32,8%; España: 35,5%; Grecia: 45%)

Rebobinando. España tiene una productividad insuficiente, una tasa de actividad baja y un desempleo elevado (imaginan en que niveles estaría la tasa de desempleo si la tyasa de actividad fuese más alta). Todo ello lo que delimita es un entorno en el que las remuneraciones al trabajo sean bajas. El gráfico siguiente muestra, para una serie de países, la evolución, en términos reales, de la remuneración por hora trabajada. (OECD Compendium of Productivity Indicators 2017, May 18, 2017).

Observen España. En el período 2001 – 2007, cuando ‘España fue bien’, la remuneración creció el 0,6%; pero en la fase 2009 – 2015 se hundió casi el 1%. De hecho España fue una de las economías donde menos creció la remuneración por hora trabajada cuando el mundo fue bien, pero ha sido la cuarta en la que más ha caído durante, los años de crisis contemplados. Comparen con otros países.

Evidentemente en eso mucho ha influido la inflación al restar poder adquisitivo a los salarios (la inflación elevada: otro de los problemas tradicionales de la economía española cuya principal causa es … la baja productividad) algo que también afecta a las empresas en un entorno de creciente competencia. En el siguiente gráfico se muestra la pérdida de poder adquisitivo de los salarios tomando como base para salarios y precios el año 2008. (Manuel M. Gómez, “Los salarios pierden el 9,2% de poder de compra con la crisis”. El País 19.11.2016, Pág. 40).

Y que en gráfico siguiente se muestra la pérdida de poder adquisitivo por categorías laborales, tomando en esta ocasión como base el año 2007. (Fuente: El País 14.01.2018).

Bien, ¿dónde se halla España? ¿En qué punto se encuentra la economía española respecto al trinomio ‘Productividad – Ocupación – Remuneración del factor trabajo’?. La respuesta es que se encuentra muy mal.

El mercado interior español da para lo que da y es capaz de absorber lo que es capaz aunque la tasa de ahorro se halle a niveles históricamente bajos y de que el crédito al consumo se quieran potenciar, por lo que la salida que queda a la capacidad productiva española es la exportación. (Con respecto al consumo interno hay otro problema: el español medio prefiere, en múltiples referencias, consumir bienes importados que bienes producidos en el interior).

Pero para exportar los fabricados deben ser competitivos, es decir, la relación calidad / precio debe ser la mejor posible para tener posibilidades en los mercados internacionales. La forma sana de lograr eso es exportando bienes de muy alto valor producidos con una muy elevada productividad, pero en eso España pincha porque su productividad ha sido históricamente baja y el valor añadido de lo fabricado medio o bajo, por lo que España tiene que competir en precios bajos y para ello sólo le queda reducir plantillas para ganar una cierta productividad por ese lado, precarizando el empleo y remunerando el trabajo con salarios bajos.

España jamás tuvo que haber entrado en el euro ni cuando entró ni como entró, por eso metieron a España en el euro. España está pagando su entrada en una zona monetaria donde la devaluación de la moneda es imposible con empobrecimiento del factor trabajo y con desempleo estructural y con subempleo porque no puede recurrir a una productividad elevada ni a aumentar su valor añadido generado de forma generalizada porque para ello se necesita mucho tiempo y mucha inversión e innovación. El turismo es un ejemplo: la gran mayoría del turismo que viene a España es de bajo poder de gasto: España compite en precio para atraer un elevado número de turistas y obtener un ingreso total significativo pero a costa de masificar ciudades y degradar entornos.

Luego está lo que cuelga: elevadas tasas de desempleo y subempleo junto a salarios medios bajos dan lugar a recaudaciones fiscales insuficientes que deben ser complementadas con una deuda pública estratosférica que absorbe más del 20% de los ingresos presupuestarios para el pago de intereses, a la vez que las cotizaciones de esos bajos salarios y ese subempleo son crecientemente incapaces de cubrir las necesidades de las pensiones. Y soluciones que se aportan como aumentar la natalidad o fomentar la emigración las veo sin sentido viendo a los niveles que se mueve la demanda de trabajo y las expectativas de tal demanda en un entorno en el que la cada vez mas barata tecnología va a reducir las necesidades de factor trabajo.

Pienso que el futuro de España más allá del horizonte temporal que utilizan los políticos pinta muy, pro que muy mal. La economía española, pienso, está condenada a moverse en un entorno de precariedad y de subempleo con unos salarios acordes a una productividad insuficiente. Una economía pobre en la que tan sólo algunas zonas destaquen y se aproximen a zonas con más dinamismo.

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