Oficialmente el Sistema Capitalista nació en 1820 tras el rediseño de Europa al finalizar las Guerras Napoleónicas, y hasta hoy. Pero el Capitalismo del 2023, por ejemplo, no era igual al de 1975 ni al de 1880. El sistema era el mismo pero los modelos –la forma como en cada momento funciona el sistema– han ido variando. Hoy nos hallamos en el centro de una transición de modelo.
La idea de Contrarreforma que se está aplicando a la situación hacia la que está derivando USA –¿sólo USA?– es correcta pero, a secas, pienso que es incompleta. La Reforma del S. XVI tuvo una motivación filosófica y rápidamente una utilización política: los príncipes alemanes la hicieron suya para independizarse de los Habsburgo. La Contrarreforma se puso en marcha (por parte de los Habsburgo) para conservar la máxima cantidad posible de sus posesiones.
La contrarreforma actual es verdad que se opone a una serie de reformas políticas y sociales que se pusieron en marcha en las décadas anteriores: las puso en marcha el propio Capitalismo para granjearse la no-oposición de la ciudadanía: el avance de aquellas reformas es paralelo al declive de las reivindicaciones sociales de los partidos y movimientos de izquierda.
Ahora ha sido el Capitalismo quien ha llegado a la conclusión de que no hacía falta mantener una cara, dar una imagen, seguir con unas posturas que ya no eran necesarias porque parte de la población no se había beneficiado de tales reformas por lo que estaba en contra del establishment, como aquella Tercera Vía de los años 90, y otra parte estaba en contra de cosas como el movimiento Woke: ‘capitalismo con rostro humano’, ‘inclusión de género’, ‘responsabilidad social corporativa’, ‘igualdad de oportunidades’, …. porque no le aportaban nada y mantenerlas representaba un coste que hoy ya no hacía mejorar su imagen. Tampoco porque la tecnología permite realizar una publicidad invasiva, convincente y, para algunas/os, creíble, por lo que el Capitalismo de los Magnates sin trabas, sin máscaras y sin regulaciones –al estilo de los Morgan, Carnegie, Mellon, Rockefeller, …– ya ha eclosionado (ha vuelto a eclosionar: como en el S. XIX).
Si, es una Contrarreforma: el Capitalismo se ha reformado a sí mismo, pero es mucho más que aquella del S. XVI. Y ¿hacia dónde va?. Pues pienso que hacia un Nuevo Orden en el que impere un Pensamiento Único en lo económico, en lo social, en lo cultural, que es el que será considerado como bueno y correcto. A eso se le llama evolución. Durante bastantes décadas las cosas, pienso, van a ser así; hasta que las circunstancias marquen la necesidad de un nuevo modelo (o el declive definitivo del Capitalismo).
En la práctica, en los 70 el Capitalismo se empezó a dar cuenta de que cada vez necesitaba menos factor trabajo. En los 90 se apercibió de que si ponía buena cara, daba facilidades al consumo y protegía a las minorías podía hacer lo que quisiera. En los 2020 pienso que es consciente de que la mayoría de la población no es crítica, entre otros motivos porque su día a día absorbe su energía; es decir, el Sistema Capitalista sabe que la democracia cada vez es menos necesaria.
Esta transición se ha manifestado en USA porque USA es hoy la principal potencia mundial en numerosos ámbitos. Enlazando con lo anterior Donald Trump es un presidente del S. XXI con la mentalidad de un presidente del S. XIX. Es la versión actual del presidente James Monroe (1817–1825), el de ‘América para los americanos’. Es el imperialismo del S. XIX pero adaptado al S. XXI: es el ‘América para los americanos’ convertido en ‘el mundo tiene que adoptar nuestro punto de vista o no molestarnos con exportaciones, superávits y custionamiento de nuestro dólar’. Monroe fue un presidente de transición, de definir marcos de referencia al igual que, pienso, lo es Trump.
Lo que parece hará USA respecto al comercio internacional es un ejemplo. No lo dicen, pero el Presidente Trump y su equipo conocen de sobra que en el Sistema Capitalista si un país compra algo a otro país es porque, o bien el primero no lo produce o porque el bien que compra al otro país es más competitivo: más barato, con mejores características, o porque una mejor publicidad ha hecho que se posicione mejor en el mercado. Por tanto la idea que subyace en las intenciones del Presidente Trump de aumentar espectacularmente los aranceles porque los países que exportan a USA se están enriqueciendo a costa de USA, casi, casi, como si esos países estuviesen estafando y robando a USA, no es de recibo y no tiene fundamento alguno. Evidentemente esa postura tendrá consecuencias negativas, para USA muchas, pero eso sucederá mañana, cuando ese Capitalismo de Magnates (no exclusivo de USA) piense que tiene controlado el planeta.
Y como substrato filosófico la llamada Ilustración Oscura (Dark Enlightenment). Un movimiento que reniega del liberalismo y de la democracia por ser inútiles; siguen pautas de derechas, pero rechaza a la derecha tradicional porque es liberal. La figura a seguir es la de las corporaciones transnacionales con unos referentes como foco, y Donald Trump cumple ese rol. Su estructura se asemeja al Antiguo Régimen. Y su objetivo es claro: un pensamiento único basado en verdades convenientes convenientemente difundidas por la tecnología.
Pero este nuevo modelo no empieza con la segunda presidencia de Donald Trump. Ya lo apuntó Francis Fukuyama. Primero en el artículo “The End of History?” publicado en 1989 en The National Interest, luego, mucho más ampliado, en el libro “The End of History and the Last Man” publicado en 1992 en Free Press.“Los regímenes autoritarios (…) son en principio más capaces de seguir una política económica verdaderamente liberal no distorsionada por objetivos de redistribución que limitan el crecimiento”. Una Historia había acabado y comenzaba otra. Era, es la evolución.
(Este texto fue publicado parcialmente en El Punt Avui del 02.02.2024. https://www.elpuntavui.cat/economia/article/18-economia/2503173-nou-ordre.html )