Se lleva tiempo hablando de la Memoria Histórica, mucho tiempo; y también de muchos temas que en ese gran epígrafe pueden tener cabida; pero no de uno; no de un hecho que da muy escaso juego político porque es muy técnico. Su origen fue una ley, y sus efectos se dejaron sentir durante años, durante décadas. Hoy, en el año en que se va a cumplir el 79 aniversario de la finalización de la Guerra Civil española pienso que debe ser recordado porque fue un hecho que en su origen fue exclusivamente económico.

Al poco de iniciarse la Guerra Civil se fue poniendo de manifiesto un problema cuya solución, cuando fuese abordada, y aunque tuviese necesariamente que basarse en criterios técnicos, podría ser afrontada desde una doble vertiente cuyas posibilidades eran a la vez alternativas y excluyentes.

La Guerra Civil española fue una guerra de movilidad, de constantes progresiones territoriales en las que, en la gran mayoría de las veces, el llamado Bando Nacional ganaba territorio al Bando Republicano; este aspecto encerraba un problema al haberse realizado impresiones de moneda por parte de entes habitualmente no autorizados a fin de posibilitar las transacciones económicas en circunstancias de relativo aislamiento; ese proceder fue bastante usual en áreas del Bando Republicano. Por otra parte se contabilizaban las emisiones realizadas por el Gobierno Republicano tras el inicio de la guerra.

En Julio de 1937, el Gobierno de Burgos promulgó la Ley de Bloqueo de Cuentas Bancarias de aplicación automática en las zonas que el ejército a su mando fuese ocupando. La ley suponía la clasificación de los saldos de estas cuentas en cuatro grupos: las cuentas abiertas después del 18 de Julio de 1936 y que hubiesen tenido movimientos; las abiertas antes de dicha fecha y que también presentasen movimientos; las cuentas que correspondían a contratos a ejecutar en fechas posteriores a la que acabó la guerra; y las cuentas integradas por depósitos constituidos con dinero emitido por el Gobierno republicano después del 18 de Julio de 1936.

Ya finalizada la guerra, el 9 de Noviembre de 1939, fue promulgada una ley que sentó las bases del modelo monetario del franquismo y que constituía lo que iba a ser el sistema dirigista de la postguerra. Así, se eliminaron los topes anteriormente existentes en las emisiones monetarias y se decretó el curso forzoso de los billetes emitidos por el Banco de España, retirándose de la circulación las monedas de plata y cobre. A la vez, el Banco de España pasó a ser el instrumento monetario del Ministerio de Hacienda, lo que equivalía, en la práctica, abrir la puerta de la impresión de billetes según el criterio político de turno, como más adelante sucedería. Sin embargo la cuestión crucial era: ¿qué cambio debía aplicarse en la conversión del dinero republicano?.

Se formó una comisión de estudio que elaboró un informe en el que se presentaban tres posibilidades: incrementar la oferta monetaria por el total de emisiones realizadas, tomar como baremo la cotización de la peseta en la Bolsa de París el día en que dio comienzo la contienda, y establecer unos coeficientes en función de la evolución del índice de precios. La solución escogida vino reflejada en la Ley de Desbloqueo de 7 de Diciembre de 1939.

Fueron pura y simplemente anulados todos los billetes emitidos por los gobiernos republicanos después del 18 de Julio de 1936, lo que sumió en la más absoluta miseria a muchísimas familias, más cuanto más tardaron sus áreas de residencia en ser ocupadas por las tropas franquistas al haber percibido salarios y rentas en billetes republicanos durante mayor tiempo, decisión que afectó particularmente a Catalunya.

Los saldos de las cuentas sin movimientos desde el 18 de Julio de 1936, fueron convertidos a la par, ya que, al no haber sido utilizadas, no se habían efectuado ingresos de billetes republicanos, por lo que sus saldos eran “puros”.

Fueron ignoradas las deudas que el gobierno republicano había adquirido después del 18 de Julio de 1936 ya que el Gobierno firmante no era considerado legal por los vencedores.

Las cuenta abiertas después del 18 de Julio de 1936 o que hubiesen tenido movimientos con posterioridad a dicha fecha, al ser imposible dilucidar la moneda utilizada para realizar los ingresos (si había sido emitida con anterioridad o con posterioridad al 18 de Julio de 1936) fueron divididas en siete grupos a los que se aplicó un coeficiente decreciente en función de lo que tardaron en ser ocupados por el bando vencedor los lugares de establecimiento de los bancos depositantes. Esta medida también provocó la miseria en numerosas familias que vieron disminuidos sus saldos por el único motivo de tener su residencia en una u otra localidad española.

El resultado de esta ley, fue el decremento de la oferta monetaria en la antigua Zona Republicana en unos 6.000 millones de pesetas de 1939, más de 7.700 millones de euros a precios del 2017. Medidos en términos de equivalencia en precios de realidad económica: en 1939 por una peseta podían ser adquiridos bastantes más bienes de los que podían ser adquiridos por su equivalente en euros en el año 2017, esos 7.700 millones expresados en términos de PIB equivaldría a 180.000 millones actuales. ¿Se imaginan qué pasaría si la oferta monetaria de España decreciese hoy en esa cifra?.

¿Qué se pretendió lograr con esa ley?.

Finalizada la guerra y desde el punto de vista monetario, era obvio que algo debía hacerse para racionalizar la gran cantidad de billetes variopintos existentes en la Zona Republicana. Pero la Ley de Desbloqueo fue a castigar a unas gentes por el mero hecho de haber estado en una zona “enemiga”; sin embargo, a la vez se castigó a la totalidad de la economía española al verse reducida de un plumazo la cantidad de dinero en circulación con los efectos que ello comportó sobre el conjunto de la actividad económica.

***

Nadie habla ya de la Ley de Desbloqueo de cuentas bancarias de 1939 cuyo 78 aniversario se ha celebrado recientemente, absolutamente nadie: hablar de ello no da réditos políticos. Sin embargo pienso que es imperioso recordarla en el marco de la Memoria Histórica que ahora se está rescatando ya que es imposible entender la miseria y la postración de la postguerra española sin las consecuencias de esa ley, sobre todo en las áreas donde tuvo un mayor impacto, caso de Catalunya.

Hoy ya se están tratando bastantes temas relacionados con la Guerra Civil pero no de este; un tema vergonzoso, vergonzante y que provoca auténtica vergüenza. ¿Por qué será?.

(Publicado en La Carta de la Bolsa el 18.07.2016)

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