Ayer un lector me remitió un mail. No es una información cualquiera; ya lo verán.

“Hace unas horas ocurrió algo en el trabajo que necesito compartir contigo antes de irme de la oficina.

Como ya te he comentado mi jefe está en (nombre de un departamento de una compañía y de una ciudad europea) pero sobre todo esta semana mantenemos una comunicación diaria telefónica de 30 minutos para llegar con los menores problemas de transporte y logística posibles al Black Friday de esta semana.

Llegado a uno de los puntos más problemáticos que nos incumben estas semanas y que no paran de causar problemas de gestión porque no entienden los procesos (solo intentan llegar a unos targets sin tener muy en cuenta los criterios) ocurrió esto (textual) entre la persona en cuestión y una persona nueva en el equipo:

– Bueno, ¿y cómo estamos en la cuestión de la implementación de (nombre de un proceso)? Sigo recibiendo correos y parece que no aprenden.

– No aprenden. Siguen metiendo a todo el mundo en el mismo saco sin ningún criterio para alcanzar sus métricas y luego nosotros nos comemos el marrón… He concertado una reunión con ellos para (interrupción).

– No, no, no. Reuniones ya he tenido yo. Mandas un email con los requerimiento que ya conocen al Manager y supervisores por última vez y me pones en CC. Si lo vuelven a ignorar, se escala y acabamos antes sustituyendo al 70% del equipo por un algoritmo para Febrero y ya está. Empiezo a estar harto”.

Mi respuesta:

“¿Es factible sustituir en el tiempo que media entre hoy y Febrero (pongamos finales) al 70% del personal de ese departamento?”

La suya:

“Te responderé diciendo: Haciendo una extrapolación de lo que ya hacen algoritmos de esta empresa (y otros procesos automatizados o digamos más ‘self-service’ a disposición del tercero) sí.

Y Sí, en este caso significa: para los problemas que nos está causando este departamento (resultado de una deficiente aplicación de métodos cualitativos que se manifiestan posteriormente) es factible.

Si de esos 20-22 trabajadores, el 70% peor se va, el remanente podría dedicarse a supervisar las acciones automatizadas y prestarían mayor atención a objetivos más complejos o especiales. Sin mayor problema, seguro”.

Le respondí:

“Y dentro de un año, otro algoritmo o la evolución de ese que se implantaría ahora permitiría eliminar el 70% de los trabajadores que ahora quedasen; y dentro de otro año …

Una persona que sabe muchísimo de todo lo relacionado con temas científicos me dijo hace tiempo algo que me impactó; me lo dijo antes de que apareciese Deep Blue. ‘Dentro de unos años la persona campeona del mundo de ajedrez será aquella que aguante más tiempo jugando contra una máquina … porque la máquina ganará siempre’. Hoy no se hacen campeonatos así, pero una máquina ya gana SIEMPRE al ajedrez jugando contra un humano. Y lo que yo digo: estamos al inicio del principio del comienzo”.

Es el tema que ningún político, ninguno, quiere abordar; y que algunos expertos tratan de forma queda en pasillos obscuros: ¿qué hacer con la población activa que deja de ser necesaria? ¿Sumemplearse en minijobs?; mientras una tecnología determinada no baje de precio, es posible. ¿Autoemplearse como ‘emprendedora?; alguna/o, tal vez, pero subempleado, porque de otro modo ya hubiese sido emprendedor.

La tecnología crea empleo, de momento; pero destruye muchísimo más del que crea. Se estima que la proporción es de 7 a 1. ¿Qué sucederá cuando el precio de la tecnología vaya descendiendo a la vez que se va sofisticando y automatizándose su uso?. Pienso que casi es inmoral no abordar esta problemática a fondo y no hacerlo ya.

Esta página web únicamente utiliza cookies propias con finalidad técnica, no recaba ni cede datos de carácter personal de los usuarios sin su conocimiento.Pinche el enlace política de cookies para mayor información. ACEPTAR

Aviso de cookies

Pin It en Pinterest

Compartir esto