Pienso que durante la discusión y posterior acuerdo del decreto ómnibus el pasado Martes 28 de Enero se ha desaprovechado una oportunidad para abordar en profundidad uno de los mayores problemas que España tiene y que lleva arrastrando desde hace décadas: la sostenibilidad del sistema de pensiones. Este problema no reside en los gastos, si no en los ingresos del sistema.
El compromiso futuro de gasto en pensiones de la Seg. Social nace del compromiso adquirido a lo largo de los años con los cotizantes y personas que tienen derecho a percibir una pensión, un compromiso que a 31.12.2021 y proyectado a 30 años asciende al 500% del PIB, 6,5 B€, de largo el mayor de Europa. De hecho las previsiones de gasto son crecientes: si en el 2022 las pensiones absorbieron el 13,1% del PIB, con la estructura actual en el 2070 se estima que absorberán el 16,7%. Pero con ser cifras de gasto enormes su pago no encerraría ningún problema si los ingresos que se obtuvieran fueran suficientes, el problema, y de ahí la insostenibilidad del sistema de pensiones actual es que no lo son. Y esto ya se está viendo ahora: la pensión media del Régimen General de la Seg. Social supera el salario medio de las personas menores de 35 años.
España tiene un sistema de pensiones de reparto: la población ocupada actual cotiza y paga a los pensionistas actuales y la futura población ocupada pagará las pensiones de quienes hoy están cotizando. El sistema lleva tiempo tocado: la deuda acumulada de la Seg. Social al cierre del 2023 ascendió a 103 mM€, aunque, de momento, la Seg. Social ha podido funcionar así, pero los verdaderos problemas empiezan ahora.
Por un lado, ahora y en los próximos años van a jubilarse personas que tuvieron salarios altos, por lo que cotizaron en consecuencia, pero ahora, en términos reales medios, los salarios de quienes están cotizando son menores, por lo que la brecha entre importe a pagar por la la Seg. Social e importe a ingresar se irá ensanchando. Por otro, España tiene una estructura de PIB basada, fundamentalmente, en la producción de bienes y servicios de media y baja productividad, lo que implica salarios bajos y bajos niveles de cotización, tendencia que todas las previsiones apuntan a que va a continuar; esto se ve reflejado en que el PIB aumenta (con unas expectativas a la baja a varios años vista) pero el PIB pc apenas crece y las cotizaciones sociales las paga los PIBs pc. de las y los cotizantes a la Seg. Social.
Por si lo anterior no fuese suficiente, España tiene tasas de desempleo total y juvenil muy elevadas: 10,6% y 24,6% respectivamente, junto a una tasa de actividad del 58,6% que es una de las menores de Europa, y con un colectivo medio de 750.000 personas inactivas con contrato fijo discontinuo. Todo ello, nuevamente, incide negativamente en los ingresos de la Seg. Social.
Hay quienes dicen que vale, que con las cotizaciones sociales no basta para pagar las pensiones y que la diferencia puede pagarse con cargo al presupuesto de ingresos del Estado, es decir, dedicando ingresos obtenidos con impuestos al pago de pensiones. Pero esos ingresos ya están destinados a pagar un presupuesto de gastos, por lo que, o bien se reduce el gato en ciertas partidas, o se eliminan, o se aumenta la presión fiscal, es decir, se suben los impuestos. La reducción del gasto supone que hay que elegir en qué partidas se reduce, lo que implica tensiones. Aumentar la presión fiscal sería sobre las clases medias y baja ya que la clase alta cuenta con mecanismos legales para reducir su factura impositiva, y de hecho aumentar la presión fiscal a las rentas más altas no resolvería ningún problema: en España el núcleo mayoritario de declarantes por el IRPF se sitúa entre los intervalos 1.500 – 6.000 € anuales y los 30.000 – 60.000. Solo hay 15.186 declarantes por encima de los 601.000 euros / año, que son quienes cuentan con los instrumentos legales referidos.
Entonces, ¿no hay ningún lugar de donde obtener fondos para atender las pensiones?. Si: del fraude y la elusión fiscal estimadas en España se sitúa entre los 60 y los 90 mM€ anuales. Pero para abordar ese epígrafe harían falta muy, pero que muy elevadas dosis de voluntad política, tanto en España como en Europa, y parece que las cosas no van por ahí.
Lo más curioso es que ningún Gobierno, sea del color que sea, indica que vayan a haber problemas en el pago de las pensiones con su estructura actual, es más, dicen que es inimaginable que en España vayan a producirse problemas en el pago de las pensiones, sin embargo prácticamente no aportan ninguna cifra para justificar sus argumentos, y cuando lo hacen son ampliamente replicados por expertos que los cuestionan. Es como si el Gobierno de turno dijese algo así como: la falta de ingresos de la Seg. Social, de algún modo, alguien la solucionará.
¿Pienso que dentro de cuatro días se va a entrar en una dinámica de recorte generalizado de las pensiones?. No. Pienso que la disminución de los importes percibidos será progresiva, pero ininterrumpida. Primero se destoparán completamente las bases de cotización con lo que los ingresos algo aumentarán, a la vez se irán ampliando los años de cotización hasta que se llegue a tomar toda la vida laboral. Luego se reducirá la tasa de sustitución, el porcentaje que sobre el último salario representa la primera pensión y que en España se halla en el 80,4%, una de las más altas del mundo (es tan alta porque la capacidad de ahorro individual para la jubilación es muy baja y el Estado la ha mantenido para evitar malestar social). Y luego, cuando arrecien las exigencias de Bruselas para continuar reduciendo y manteniendo el déficit en el 0,5% del PIB y para reducir y mantener la deuda publica en el 65%, empezarán los recortes de los importes percibidos. A este equilibrio financiero ayudará la disminución de la esperanza de vida cuando se generalicen los recortes y/o los copagos en la sanidad pública.
Un apunte sobre los jóvenes. Sobre todo últimamente se ha entrado en una dinámica que, pienso, es perversa. Un creciente número de jóvenes está cuestionando el sistema de pensiones porque, apuntan, las pensiones están restando y consumiendo recursos que podrían ser dedicados a reducir su precariedad y a fomentar su desarrollo, máxime considerando que muchos de los jóvenes actuales piensan que no van a percibir ninguna pensión. Enfrente los adultos y pensionistas les tachan de egoístas y de cuestionar un sistema que siempre ha funcionado: que la generación actual paga las pensiones de los jubilados actuales. Por mi condición de docente durante muchos años he estado en contacto con jóvenes, y puedo asegurar que la situación de la mayoría de las y de los jóvenes actuales: 16 – 29 años, es dramática, no solo por la precariedad laboral a la que se enfrentan si no por las muy reducidas expectativas con que cuentan. De hecho, nunca en la Historia reciente y exceptuando los períodos bélicos, la situación de las y de los jóvenes ha sido tan negativa como lo es hoy, más cuanto más pobre es un país, y España es un país pobre.