El déficit fiscal interregional al que se ve forzada Catalunya ya lo he abordado en varias ocasiones por lo que resumiré. Empiezo por el final: Catalunya, con la estructura políticoadministrativa actual, pienso que nunca podrá ni eliminarlo ni mucho menos recuperar ese déficit fiscal interregional acumulado durante décadas. Nunca. Jamás.

Tal y como lo veo, el sistema de financiación de las regiones de régimen común sustentado en la LOFCA de 1980 se basó en un principio tras haber constatado un hecho. El hecho: la economía de España estaba completamente sesgada por zonas que podían crecer orgánicamente y zonas cuyo crecimiento por si mismo era imposible o testimonial. El principio: la única forma de aproximar la renta per cápita de las segundas zonas a la de las primeras era transferir recursos de estas hacia aquellas con independencia de en qué y como se utilizasen esos recursos y dejando al margen la cuantía de las mismas y el impacto negativo que tales transferencias tuviera en las posibilidades de crecimiento de las regiones desde las que se transferían.

Además el Estado fue primando sus inversiones directas en las regiones de menos capacidad económica sin establecer un seguimiento de su retorno. Finalmente se institucionalizó ese principio de financiación de tal modo que cuestionarlo equivalía a atacar la idea constitucional de España. Y para completarlo se escogió como método de cálculo el método coste-beneficio que computa como beneficio para todas/os las/los españolas/es cualquier tipo de actuación económica realizada en cualquier lugar de España.

El Sr. Mariano Rajoy, siendo Presidente del Gobierno, lo dejó muy claro en unas declaraciones que realizó en la reunión del 2013 del Cercle d’Économia: “(Si Catalunya se va) España perderá un 6% de su población, un 20% de su PIB, un 25% del turismo extranjero y un 26% de las exportaciones que se hacen en el Estado”. La deducción es evidente: Catalunya podrá obtener mejoras marginales en su sistema de financiación, pero cantidades que nunca jamás pongan en peligro el principio que se asumió en 1980 para elaborar la LOFCA.

Es decir, Catalunya, en ese bosque de negociaciones que se abre hoy en España tras cualquier proceso electoral, podrá obtener migajas (que también se harán extensibles al resto de regiones) y alguna actualización en los compromisos de inversión, pero nada más, porque el hecho que se tomó como referente en el diseño de la LOFCA sigue estando ahí por lo que el principio ya referido debe ser mantenido.

Vamos a los números. Observen el gráfico adjunto.

Muestra la evolución del déficit interregional de Catalunya desde 1986 hasta el año 2021. No son datos oficiales porque son datos elaborados por la Generalitat de Catalunya (‘Els resultats de la balança fiscal de Catalunya amb el sector públic central dels anys 2020 y 2021’, Setembre 2023). La línea azul detalla la evolución en euros de cada año y la roja la conversión de cada cifra en euros de 1986 realizada por mi a partir de datos de inflación del INE. (Carezco de datos para el período 1981 – 1985 y para los años 2017 y 2018).

La suma de los déficits fiscales interregionales de estos años en euros corrientes de cada año asciende a 368.483 millones de euros, y la suma de los déficits expresados en euros de 1986 a 826.100 millones de euros.

A esto habría que sumar los intereses de la deuda pública que han sido pagados con impuestos recaudados en Catalunya pero que no ha supuesto ninguna inversión realizada en Catalunya, un cálculo que no puedo acometer porque carezco de medios.

¿Pueden Uds. imaginarse las inversiones y dotaciones que hubiesen podido acometer en Catalunya los distintos gobiernos de la Generalitat si a lo largo de estos años hubiesen dispuesto de estos fondos y, además, sin generar ni un euro de deuda pública propia?

(Ahora Uds. se preguntarán cómo es posible que Euskadi y Navarra cuenten con un sistema de financiación propio y especial. Pienso que, al margen de motivos históricos, la razón es simple: Euskadi genera el 5,9% del PIB de España y Navarra el 1,7%, es decir, porcentajes muy bajos que, siguiendo el razonamiento del Sr. Rajoy, no suponen distorsión para el entramado LOFCA. En otras palabras: mi opinión es que si Euskadi y Navarra generasen un nivel de PIB semejante al de Catalunya nunca hubiesen tenido los sistemas fiscales propios que hoy tienen).

 

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