Hace un par de días una amiga que es docente de una universidad española me remitió un mail en el que me hacía partícipe de su negativa experiencia con las y con los estudiantes matriculados en su asignatura, negativa experiencia que se remonta a años atrás. Comparto en su totalidad todo lo que me dijo. Mi respuesta fue la que sigue:
“Como ya hemos comentado en otras ocasiones no me descubres nada porque me he encontrado por un panorama calcado a lo que apuntas y que puede resumirse en un bajísimo nivel con el que la mayoría de chicas y chicos acceden a la Universidad y a la falta de interés casi total de la mayoría de las/los alumnas/os de los últimos diez años y sobre todo de los cinco últimos. Al respecto tengo una teoría que, por lo visto, prácticamente nadie comparte o de la nadie habla.
Tus actuales alumnos y mis últimos alumnos son nativos de la Generación Z (1996 – 2008). Estas chicas y chicos vieron que muchas/os de sus hermanas/os, la Generación Y (1984 – 1995), los Millennials, tuvieron de todo porque sus padres les mimaron todo lo que su renta / capacidad de endeudamiento podía. También vieron que esas hermanas y esos hermanos estudiaron lo que quisieron. Y fueron viendo también que profesionalmente la mayoría de ellas y de ellos no solo no llegaron a superar a sus padres sino que vivieron y viven peor que estos.
Es decir, estas chicas y chicos de 20 años de hoy, que nacieron en el 2002 que siendo niñas y niños padecieron el inicio de la crisis en el 2007 y su empeoramiento; que vieron como les estaba yendo a sus hermanas y hermanos –y primas y primos– y que oían lo que sus padres comentaban sobre la situación económica y sobre sus empleos, salieron de un cole o de un instituto, para hacer … ¿qué?, y ¿con qué expectativas?.
En el cole o instituto fueron avanzando siendo conscientes de que tenían que ser terroríficamente malos para suspender, porque sus padres no querían los problemas que los suspensos causaban y ‘presionaban’ al centro educativo, y porque para un centro tener un elevado número de suspensos era negativo porque daba mala imagen. ¿La expulsión de una alumna, de un alumno por bajo rendimiento?, eso era cosa de un pasado perdido en la noche de los tiempos.
La mayoría de estas chicas y chicos de veinte años, instaladas e instalados en una profesión, o estudiando una FP, o un grado universitario, ¿qué expectativas tienen?. No solo de encontrar un empleo con una remuneración suficiente sino de progresar profesionalmente en esa profesión ahora que son bastante conscientes de la realidad económica internacional y de su probable evolución en un entorno en el que la tecnología será la protagonista absoluta. Pienso que, para la inmensa mayoría, sus expectativas son extraordinariamente reducidas. Y las y los que sí las tienen es porque tienen una capacidad intelectual fuera de lo común y saben que cuentan con un soporte financiero familiar importante que les va a permitir cursos de postgrado en centros extranjeros de elite en muchas ocasiones acompañado de una extensa red de contactos.
Con ese panorama ¿qué nivel de interés van a tener esas chicas y esos chicos?. ¿Pueden sorprender su aptitud y su actitud?. En mi opinión en absoluto. De alguna manera son conscientes de que son escasamente necesarias/os para el modelo socioeconómico y por ello la revolución que por el momento histórico les tocaría hacer no será la toma de ninguna Bastille sino la desconexión del entorno, probablemente en algún metaverso”.
Mi amiga estuvo totalmente de acuerdo con mi respuesta.
Ustedes mismas/os.