Hace unos días recibí un mail de un lector.
“Mi nombre es (nombre de persona), le habló desde (nombre de una localidad española de tamaño reducido). Actualmente tengo 23 años.
Mi inquietud viene dada por los siguientes acontecimientos que usted vaticina que se darán durante la próxima década, como la implantación del nuevo modelo. Yo trabajo como dependiente de tienda en una cadena de supermercados, haciendo tanto labores de reposición como de atención al cliente en la caja, charcutería, carnicería y pescadería si lo requiere el momento, aunque mi principal actuación se limita a los dos puestos mencionados en primer lugar. Actualmente estoy bien remunerado, con contrato indefinido, trabajando 8 horas diarias de lunes a domingo, con un día libre en semana, alternando turno de tarde con otro de mañana.
Mi pregunta es la siguiente: ¿Ve peligrar mi situación actual de aquí a 5/8 años, debido a la automatización de muchas tareas como ya estamos viendo en muchas empresas o la tecnología sigue siendo muy cara como para implantarlo en un territorio de pocos habitantes (unos 20.000), en comparación con las grandes ciudades?
¿Que recomendación me daría, seguir hasta que llegue el momento que se automatice todo o ir buscando una alternativa en quizá el campo de la Ingeniería robótica etc.?”
Mi respuesta fue:
“Como sabe la tecnología cumple tres reglas: cada vez es más sofisticada, cada vez es más barata y cada vez es más fácil de utilizar. También sabrá que en centros grandes la tecnología ya ha entrado y la tarea de pago se halla totalmente automatizada; la de reposición en lineales para acceso al público, que yo sepa, no. Tampoco, que yo conozca, se ha automatizado las tareas de cortar un embutido, preparar un pescado o despiezar un costillar … de momento, aunque esos productos ya se venden preparados y envasados en bandejas por lo que puede decirse que se han convertido en un producto más.
El hecho de que el centro en el que Ud. trabaja esté dirigido a una comunidad reducida desfavorece, como Ud. apunta, la introducción de tecnologías sustitutivas del trabajo humano, aunque, que duda cabe, que el precio de esa tecnología se irá reduciendo progresivamente. ¿Será asequible esa tecnología en el 2024 / 2027?. Lo ignoro. En cualquier caso pienso que no estaría de más que fuese pensando en la posibilidad de dedicarse a otra actividad”.
23 años son muy pocos y en lo 20 siguiente las consecuencias provocadas por la tecnología pienso que van a ser inimaginables. Dentro de 20 años mi lector tendrá 43 … y, en teoría, le quedará mucha vida laboral por delante. ¿Dos más dos ….?