Tengo un amigo que tiene un taller de motocicletas, y ayer, comentando sobre el mundo de la moto me dijo algo absurdo: que en el mercado hay un modelo de una marca en el que para sustituir la bombilla del faro delantero hay que desmontar medio carenado … para después volver a montarlo, claro. En realizar toda esa operación alguien que conozca el modelo y sepa lo que hay que hacer tarda media hora, media hora que hay que facturar, evidentemente.

Me quedé mirando a mi amigo con cara de alucinado, y él, viéndomela, me dijo que hoy, en un montón de modelos de diversas marcas, la realización de operaciones sencillas requiere conocimientos de una cierta complejidad y mucho, mucho tiempo. Cosa que antes no sucedía.

Yo siempre he tenido moto y me he desplazado en moto, y así sigo. Recuerdo perfectamente que cambiar una bombilla delantera o trasera, un cable de embrague, tensar una cadena, cambiar el aceite … era algo que podía hacer el usuario simplemente leyendo el manual de instrucciones; hoy parece que para un sin número de esas operaciones sencillas casi, casi hay que realizar un master en el MIT.

Ya, Uds. pueden pensar que el equivalente hoy de cualquier modelo de motocicleta de los años 70 u 80 es inconmensurablemente mejor: más rápido, más cómodo, más eficiente, más-de-todo, vale, si. Pero es ilógico que para cambiar una bombilla de una moto haya que emplear media hora en desmontar y montar medio carenado; ilógico e ineficiente a no ser que el objetivo sea que el propietario haga ese master en el MIT, o que pague.

Yo he tenido varias motocicletas inglesas. La Norton Commando 750 era frecuente que dejase caer alguna gota de aceite si se apoyaba en la pata de cabra, eso que ahora se denomina ‘caballete lateral’. ¿Saben lo que se decía sobre tal goteo? Que estaba muy bien porque eso indicaba que en el carter había aceite. Era una broma claro, pero en la Norton cambiar la bombilla del faro delantero era tan complicado como destornillar dos tornillos Phillips, separar la óptica del faro, sacar la bombilla fundida de su conector, colocar la nueva, y atornillar la óptica: cinco minutos, sin máster, y en plena calle. Y la Norton Commando iba de fábula.

Algo está pasando que no es lógico. Por un lado todos somos conscientes (bueno, todos, no) de que la eficiencia y la productividad ya es todo y va a ser más. Las rentas, excepto las del 10% de la población, en el futuro van a variar muy poco o nada o incluso van a retroceder. Pero los vehículos, autos y motos (intenten cambiar Uds. una bombilla de sus autos) cada vez son más sofisticados, más electrónicos, más complejos y más imbuidos de la filosofía ‘no-arreglar, cambiar’. Mi amigo, un manitas, arregla piezas con componentes originales, pero la máxima de las marcas es: test-identificación de la avería-recambio nuevo-pieza a la basura.

¿Hay hoy modelos más rápidos, con más aceleración, más cómodos equivalentes a la Norton Commando 750? Si. (Más estables no porque la estabilidad de la Norton era total). Pero, de entrada, las mejoras técnicas solo son capaces de detectarlas el 0,1% de los usuarios; y de salida la relación calidad/precio contando toda la vida de la máquina no ha mejorado.

(Por cierto, la leyenda de que era muy difícil poner en marcha manualmente, es decir a patada, una Norton Commando es totalmente falsa. Otro día les explicaré como debía hacerse para arrancarla a la primera).

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