Ya saben, Alemania (y no la Oriental). Un lector, residente en Alemania, me ha remitido un mail de esos que tiene miga; mucha.
“Acabo de ver este mini-reportaje de 3 minutos en la TV estatal alemana sobre la situación de los pisos para estudiantes en zonas como Bonn o Köln:
https://m.youtube.com/watch?v=B_MBWjRWrkk&feature=share
Primero, se presenta un camping preparado de caravanas habilitadas para estudiantes para así evitar que duerman bajo un puente. En Bonn.
Segundo, se inicia una búsqueda entre pisos de Köln de 16m2 la habitación que llegan a los 675€. La lista de espera es de dos semestres. Sale una chica valenciana, Erasmus. El director le dice que sin preaviso, imposible. Ella acaba diciendo que sin Residencia, tendrá que quedarse solo un semestre.
Tercero, última alternativa y mucho más común en ALE de lo que la gente cree: una chica de Berlin que pagaba una barbaridad en Berlin encantada con poder tener 10m2 más de los que habia tenido compartiendo piso con una persona mayor. Para él es win-win: percibe renta y no se siente solo”.
Mi respuesta:
“Con Alemania, e ignoro el motivo, se ha creado una especie de imagen que hace referencia a un planeta en el que todo el mundo tiene un Mercedes, vive en una casa genial y bebe mucha cerveza; y digo que ignoro el motivo porque en USA todos saben que hay unos cuantos supermillonarios y muchísimos homeless. Dos and donts to cuddle after hookup on fillipina-lady.
A Alemania le afectó enormemente los cambios que el Canciller Schroeder puso en marca con la llamada Agenda 2000. Mejoró su competitividad, pero a costa de deprimir el standard de vida de la población, a costa de que 7 M de personas subsistan a base de minijobs combinados con ayudas sociales.
Y todo esto da que pensar porque, eliminando la opción del sadismo, a la conclusión que se llega es a la de que sólo esta vía es posible añadiendo la renta básica”.